He encontrado este cuento protagonizado por un Basset Hound y ahora que se acercan las vacaciones viene al pelo... este sólo es un un cuento triste pero cada día hay un perro ( y más de uno
)que lo vive en sus propias carnes:
Estaba en catalán pero os lo traduzco:
NIEBLA
cada noche, después de cenar, Jofre le daba las buenas noches a su perro. era de raza Basset y lo habían traido los reyes el año pasado. Le llevaba un plato con agua para la noche y le pasaba el cepillo para que tuviera un pelo liso y brillante. El perro aúllaba de placer.
Esa noche Jofre no hizo su visita habitual. Había ido a dormir a casa de la abuela.
De madrugada, cuando el Sol todavía no había salido, el padre metió al perro en el coche. El Basset parecía contento a pesar de que echaba de menos a su pequeño amo. Entraron en la autopista y la recorrieron alrededor de 1 hora. El padre condujo después por un camino de tierra y se detuvo en una curva. Hizo salir al perro del coche y le dio un golpecito suave en el hocico, tal y como acostumbraba a hacer cuando todavía era un cachorrito y el padre y la madre no habían comenzado aún a quejarse de que era grande, comía mucho, ensuciaba y que había que llevarlo el veterinario.
Niebla se quedó quieto en ese lugar durante 2 días.
El señor Pere y la sra. Enriqueta, que vivían en una finca cercana, pasabna a menudo por allí de camino al pueblo. No les gustaba nada que hubiera perros sueltos que pudieran molestar a Pincho y Perla, los perros de la casa, porque los hacía ladrar y podían molestar al ganado. Cuando lo vieron por quinta vez allí plantado, pararon el coche y le tiraron una piedra para que se fuera. Pero no se movía.
-Llamaremos a la perrera- decidieron entonces.
Esa noche, en la perrera había una niebla muy espesa. Jordi, el encargado, la miraba desde la ventana y el perro nuevo aullaba.
Después de 2 meses, la señora maria, que vivóa sola en un chalet, quería companyia y se fijó en Niebla.
-¿Cómo se llama?-
-Llegó sin collar, pero la primera noche que pasó aquí bajó la niebla y pensé que sería un buen nombre- le dijo Jordi.
-Sí, Niebla le pega mucho.
Y Niebla movió su rabito.
Pasaron muchos años de compañia mutua, cada mañana daban un paseo y al regresar le ponía un buen cuenco de pienso o arroz con carne (que le gustaba más) y le dejaba el resto de la mañana libre por el jardín.
El día que Niebla cumplió 10 años al lado de su ama (cada año lo celebraban), la señora María pensó que Niebla ya era viejito y pensó en buscarle compañía y un nuevo ayudante, así que volvió a la perrera, donde todavía estaba Jordi. ël recordaba a María y al pequeño basset al que puso nombre.
- Y cómo le ha ido estos años a Niebla? mientras paseaban entre las jaulas llenas de perros abandonados.
- Creo que bien- respondió ella. Aunque... hemos visitado varios veterinarios y especialistas y nunca nadie ha podido curarlo.
- Curarlo? Qué es lo que tiene? preguntó extrañado Jordi.
Y con tristeza, la señora Maria respondió:
- Cada noche, después de cenar, llora.
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qué penita me ha dado... esto está extraído de un dossier que se reparte en los colegios, porque la educación y el respeto son cositas básicas para que este cuento no sea el pan nuestro de cada día.