Hola,
Sabéis perfectamente que nunca he hablado sobre la actuación de los jueces, pero en esta ocasión me veo en la obligación de hacerlo por que nadie, por muy juez que sea tiene derecho a jugar con la ilusión y el dinero de la gente.
Hablo del Juez de rastro que juzgó la prueba de Culebras, Nicola Todaro. Como todos sabéis, por que se ha hablado tanto en este foro como en el CEBH muchas veces, la duración de una prueba de rastro sobre conejo es de una hora. Pues bien, sin que nadie lo pudiera llegar a entender, ni tan solo los tres jueces en prácticas que lo acompañaban, que discutieron con él el tema, antes de empezar la prueba ya advirtió a los participantes que el lote que en media hora no huera levando ningún conejo, directamente lo cortaba y no le dejaba seguir, que era la normativa en Italia. Nosotros le dijimos que el reglamento español no decía nada de eso y que se tenía que agotar la hora ya que no son pocas las ocasiones en que levantan en el último momento y te superan la prueba y el Sr. Juez, en sus trece, sin dar su brazo a torcer. Cual fue mi sorpresa, cuando efectivamente, ya al primer lote, con los perros latiendo un rastro fresco, al cumplirse el tiempo dicho por el lo cortó y no lo dejó seguir. Exactamente lo mismo con nosotros, que salimos en tercer lugar, Coco y Heura latiendo un rastro y a la media hora cortó la prueba por no haber levantado. Es cierto que la densidad de conejos no era precisamente la deseable, ni las condiciones climáticas, ni el terreno, pero precisamente por estos motivos, los jueces suelen dejar, a veces, un poco más de tiempo para intentar suplir las carencias de territorio y ver realmente si los perros valen o no, pero nunca me había encontrado en un caso como este, es decir con todo lo contrario. Es realmente una lástima que actuaciones como estas den al traste con todo el trabajo de organización hecho por Mariano y José a los que agradezco de todo corazón ya que la organización del evento fue impecable y que gente que se desplazó de Galicia o incluso Francia para participar se fueran indignados por dicha actuación que además redondeó con un extrañísimo sistema de puntuación que nadie logró entender, según el, el que se aplica en Italia.
Lo mejor del día el reencontrar a viejos amigos y disfrutar de buenas charlas con ellos, lo peor, el juez.